Marketing de contenidos. El problema del contenido que nadie ve.
No solo hay que tener muy buenos contenidos, también hay que asegurarse de que la audiencia llegue hasta ellos.
La gran esperanza en marketing digital – o eso era lo que apuntaban estudios, tendencias de mercado y proyecciones de gasto hace unos años – está en el marketing de contenidos.
Las razones por las que el marketing de contenidos se ha ido convirtiendo en una especie de solución a todos los males son claras y se pueden resumir en que los consumidores odian los anuncios tradicionales mientras que los contenidos, por muy ‘branded’ que sean, ofrecen un elemento extra. La marca no está haciendo exactamente publicidad, o al menos no publicidad de la de siempre, sino que está dando información interesante o entreteniendo a sus receptores.
Las marcas han empezado a invertir mucho dinero en contenidos y a apostar por crear toda clase de formatos que se ajusten a lo que sus potenciales consumidores quieren. Reportajes, descargables como ebooks o whitepapers, noticias patrocinadas y canales temáticos en medios o hasta documentales se han colado en la lista de elementos que las empresas y sus equipos de marketing y comunicación crean. Los contenidos se cuidan, casi se podría decir que se miman, porque su potencial valor y retorno los hacen muy interesantes.
Sin embargo, en toda esta carrera por los contenidos y sus beneficios, hay que tener en cuenta algo que los propios medios han ido aprendiendo a lo largo de los años.
No solo hay que tener muy buenos contenidos, también hay que asegurarse de que la audiencia llegue hasta ellos. El universo de los múltiples canales y fuentes de contenidos en el que nos movemos ahora, eso es un problema cada vez más acuciante.
En teoría, y casi se podría decir que en un mundo ideal, tener contenidos de calidad debería bastar para que los usuarios lleguen a esos contenidos y para que estos se diferencien frente a los demás. La calidad es importante, porque va a ser lo que haga que los usuarios se queden con tus contenidos, pero no es el pasaporte a la fama o a las páginas vistas.
Los medios lo saben muy bien: puedes publicar un contenido de alta calidad, uno interesantísimo, y que no lo lea prácticamente nadie. Al marketing de contenidos le pasa lo mismo y asegurarse de que se ha hecho el trabajo para facilitar que esos contenidos sean descubiertos es básico.
El problema del contenido que nadie ve
Las cifras, como acaba de demostrar un estudio de Contentsquare, invitan a pensar que todavía queda mucho por hacer, a pesar de que se han mejorado mucho las cosas. De todo lo que se publica en la red, prácticamente la mitad se queda sin que nadie lo vea. Está ahí, pero no tiene a nadie al otro lado de la pantalla.
De forma específica, el contenido online que se queda sin ser visto por nadie es el 45%. La cifra es abrumadora y, aunque parezca increíble, son buenas noticias. Las cuentas de Contentsquare del año precedente eran mucho más negativas. El 69% del contenido quedaba sin ser visto por nadie.
Moda y belleza, los que tienen peores datos
Los datos varían según industrias y según verticales de contenido. Se podría decir, en general, que en aquellos terrenos en los que hay más competencia de contenidos y en los que se producen más es más probable que algún contenido se quede sin ser visto. Así, el ranking del contenido no visto está liderado por los de belleza (60%) y ropa (59%).
Frente a ellos, mercados mucho más específicos y con un público objetivo mucho más limitado logran cifras mucho mejores. El porcentaje de contenido no visto cae hasta el 36% en finanzas y al 25% en B2B.
Curiosamente, y como excepción que rompe la regla, los contenidos con mejores datos de visionado pertenecen a una categoría muy popular y en la que se producen muchísimos contenidos. Los viajes son los que logran el porcentaje más bajo de contenidos no vistos: 33%.
Fuente: www.puromarketing.com
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