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Liderando en tiempos de crisis.

Sobrevivir es un latido natural que todos podemos escuchar, solo hace falta concentrarse y vibrar lo suficientemente fuerte para traducirlo en acción.

Cuando estamos liderando en tiempos de crisis todo sube y baja abruptamente. Lamentablemente para los líderes menos preparados, improvisando ante la crisis, las caídas serán más duras. Este momento va a pasar y algunos “antilíderes” como lo expresa Andrés Hatum, pasarán a la historia y no por quedar inmortalizados en el bronce. Nuestra prioridad como líderes es ayudar a las personas: poner a las personas primero. Los líderes debemos renunciar a los derechos de ponernos a nosotros primero.

Hay algo de lo que todos estamos seguros: esta crisis, como todas las anteriores, también va a pasar. La realidad es que todo pasa, aún en épocas de bonanza. En esta coyuntura, debemos comunicar juiciosamente más que continuamente, compartiendo perspectivas  ya que no tenemos las respuestas. Las perspectivas a compartir deben apoyarse en 3 ejes: esperanza, seguridad y aliento. Las crisis son comunes y durante las mismas ocurre lo que usualmente ocurre con el liderazgo en tiempos de estabilidad: no suele haber dos días buenos o fáciles en la vida de un líder. En una crisis, los días difíciles se acumulan.

Los líderes necesitan crear tracción y no distracción en sus equipos. La tracción nos mueve hacia adelante. La distracción nos impide progresar. De todas maneras, nos enfrentaremos con obstáculos en ese camino de progreso. Hay variables que no están en nuestro control y eso produce ansiedad en la gente. Las crisis revelan quienes somos en realidad. El conocido contrapunto entre protagonismo vs. victimización. Si hay una cosa que aún depende de nosotros «liderando en tiempos de crisis», como lo expresó Victor Frankl, es la libertad de elegir como responder frente a las circunstancias que enfrentamos.

En verdad, tenemos control sobre nuestras elecciones y decisiones (internas) no sobre nuestras condiciones (externas). Lo que hace a un líder viene del interior, se gesta dentro, para desplegarse y resonar afuera. Algunos ejemplos de esto son: la integridad, la intuición y el buen juicio. Toman decisiones con las que pueden convivir. También aprender de las pérdidas y errores: Las pérdidas y los errores son sabiduría adquirida tempranamente. “No hay arco iris sin tormenta”. Todos deberemos ajustarnos para tener éxito. Como lo expreso el golfista Tom Watson: “El 90% de los torneos que gané no fueron fáciles. En todos ellos, tuve que ajustar mi camino a la victoria”.

Otras de las actitudes y conductas que nos definen como líderes son: estar muy presente y visible. Dar esperanza en la incertidumbre. Esperanza no es ser optimista. Ser optimista es creer que las cosas van a mejorar. Esperanza es la acción conjunta para que todo mejore. El optimismo es reactivo, la esperanza es proactiva.

¿Cómo nos evaluarán los demás?

Los grandes líderes, capitanes, pilotos muestran su real valía en tiempos duros y de crisis. Manejan como nadie la ecuación PGE: pérdidas potenciales, ganancias potenciales y experiencia. Toman decisiones considerando estos 3 componentes. Son más capaces de evitar una catástrofe porqué piensan y actúan de manera diferente. Incluso se sienten a gusto liderando en tiempos de crisis.

Hablemos de la perspectiva. Esto hace la diferencia. “Como vemos las cosas es como hacemos las cosas”. Las crisis nos hacen hacer cosas que en otros tiempos no haríamos; son reveladoras. En una crisis no se gestiona la salida de la misma, se lidera la salida. Una crisis te empuja fuera de la zona de confort hacia tu zona creativa. Crear y aprender en lugar de preguntarse continuamente ¿cuánto va a durar? Son muy pocos a quienes verdaderamente les gusta tener malas experiencias. No añoramos las caídas. En tiempos de crisis nos quedamos abajo o nos proponemos levantarnos y avanzar.

Estos son los 11 principios de la perspectiva en la coyuntura (John Maxwell) :
  1. Todo lo que verdaderamente vale la pena, es cuesta arriba. En una crisis esa cuesta es más empinada.
  2. Siempre hay una respuesta: la encontraremos y saldremos de esta situación.
  3. La adversidad revela quién eres en verdad.
  4. Desarrollar una actitud frente a la vida
  5. Alimenta tu fé, ayuna tus miedos. Donde ponemos foco, se expande: Fé o Miedos.
  6. Las acciones influencian las emociones. Las acciones positivas y rápidas influencian como nos sentimos. Tomar el control, o ser controlados por las emociones.
  7. El hoy importa. Si nos enfocamos en hacer hoy, en lugar de estar anclado en el pasado o mirando todo el tiempo al futuro, sin dudas veremos el efecto compuesto de esta filosofía. Pequeñas decisiones que tomamos hoy tendrán un efecto compuesto a futuro.
  8. Reflexionar en lugar de reaccionar. Asegurarnos de no dejar ningún “ debí haber…” fuera o postergado.
  9. La adversidad nos conecta más con las personas.
  10. Buscar siempre el “big picture”. Cuando la foto es chica, solo se trata de nosotros. Cuando es grande, se trata de mi y de los demás.
  11. La adversidad te hace más fuerte.

En estos momentos, seamos intencionales con nuestro tiempo: dediquémonos al tiempo personal, al tiempo con la familia, al tiempo de ponernos al día, al tiempo de agregar valor, al tiempo de sentir y compartir confianza y fé y al tiempo de pensar: ¿Cómo esta crisis me hará mejor?, ¿Cómo puedo ayudar a otras personas?, ¿Qué acciones voy a tomar para mejorar mi situación?, ¿Qué ajustes tenemos que hacer para que se vayan acumulando en resultados positivos?…

Autor: Daniel Feige – Curador de Contenidos de PHR LATAM

Fuente: John C. Maxwell – https://www.johnmaxwell.com/

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